En todo el mundo, se consumen ya más de 3 millones de toneladas de aceite de oliva al año, de las cuales España produce casi la mitad, lo que le sitúa indiscutiblemente como la primera potencia mundial del aceite de oliva. Sin embargo, el aceite de palma sigue siendo el más utilizado con unos 42 millones de toneladas consumidas, seguido del aceite de soja (o soya) con un consumo mundial de más de 37 millones de toneladas. El de colza (que ahora nos venden en las etiquetas como aceite de nabina) y el de girasol, también tienen una cuota significativa, con unos 22 y 12 millones de toneladas consumidas respectivamente. Digamos que, aunque para los países que defendemos la bendita Dieta Mediterránea, el aceite de oliva es la reina de las grasas, pero representa apenas un 3% del total de los aceites consumidos en el mundo, y sigue siendo un gran desconocido para la inmensa mayoría de países. Pero algo está cambiando, y países como China, Estados Unidos o Australia, ya se han fijado en el aceite de oliva, y empiezan a incrementar fuertemente su consumo y también su producción, con sistemas de cultivo intensivos y superintensivos que podrían llegar a amenazar la hegemonía de los productores tradicionales como España, Italia o Grecia. A continuación, puedes ver la producción de algunos de los principales países productores de aceite de oliva por continentes.